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La poda en viticultura: todo lo que debes saber al respecto

Poda de viñedos

 

Llega noviembre, y con él, el frío a León. Atrás quedaron los días de calor en los que había que resguardarse del sol, para dar paso a temperaturas gélidas que invitan a buscar cualquier mínimo rayo que pueda calentar. Superada ya la época de vendimia, es momento de empezar a pensar en el próximo paso natural de la viña: la poda. No obstante, hay muchas dudas sobre cuándo se debe realizar, qué tipos hay y cómo se tiene que llevar a cabo. En este post vamos a tratar de resolverlas todas.

La poda constituye uno de los procesos más importantes en viticultura, puesto que contribuye a la regulación y el equilibrio de la planta. Facilita la circulación de la savia al eliminar las yemas secas, evita la propagación de enfermedades y reduce el envejecimiento de la vid.

La viticultura no es, ni mucho menos, una ciencia exacta. Depende de factores externos que pueden alterar el transcurso habitual de las acciones que se realizan. La climatología es la principal responsable de que la vendimia se empiece en un momento u otro del año, y también tiene gran influencia en la poda posterior. Las condiciones de cada zona vitivinícola son diferentes, y también repercuten de forma directa en todas estas acciones.

El ciclo vegetativo de la vid está marcado por ciertos momentos que pueden condicionar, en positivo o en negativo, el resultado de la cosecha. Uno de esos momentos es la poda, que tiene más importancia de la que a priori puedes pensar. Además, no se realiza igual en todos los viñedos, sino que depende del método de plantación, la cantidad de agua que haya en el terreno y la edad de la planta, entre otros factores.

 

¿Cuándo debe realizarse la poda?

 

Esta es la primera pregunta en la que no hay una respuesta única. Lo que sí es seguro es que debe realizarse cuando la planta ya ha completado su ciclo productivo y ha perdido todas las hojas. En ese momento, la vid entra en un proceso de letargo, en el que las yemas están «dormidas» tras haber dado sus frutos. Normalmente la poda de invierno suele hacerse en días secos y fríos, puesto que las bajas temperaturas evitan que la planta desarrolle infecciones.

Aún así, el proceso de reposo vegetativo de la vid suele durar varios meses, empezando aproximadamente en noviembre y hasta la llegada de la primavera. Si la poda se realiza entre los meses de noviembre y enero, hablaremos de poda temprana. Si tiene lugar en febrero y marzo, será poda tardía. En cualquiera de los dos casos, la poda se realiza en seco. Sin embargo, hay viticultores y zonas en las que también se realiza la denominada poda en verde.

La poda en verde es complementaria a la poda invernal, y no se realiza siempre, solo en viñedos muy productivos o cuando se busca producciones bajas en aumento de la calidad de la uva cuando va a ser destinada a la elaboración de vinos más especiales. El momento de hacer esta poda es primavera, cuando ya ha comenzado la brotación.

 

¿Cómo sé cuándo es mejor iniciar la poda?

 

Depende de varios factores. Si, por ejemplo, vas a realizar una poda manual o no cuentas con grandes recursos, lo recomendable es que empieces pronto. De esta forma, te aseguras de que la planta llegue a la primavera completamente podada. La edad de la planta también afecta: si es una vid joven es preferible esperar a la poda tardía, mientras que las plantas de más de 3 años son más resistentes a la diferencia térmica y pueden podarse antes.

Otro de los factores que puede condicionar este momento es la orientación de los viñedos. Si no reciben excesivo sol, es más conveniente esperar para podar, evitando así que se propague la humedad por la planta y cause infecciones.

 

¿Qué tipos de poda hay?

 

No existe una única clasificación de los tipos que se pueden llevar a cabo, sino que depende de en qué criterio te bases:

  1. Si tenemos en cuenta el ciclo de vida de la planta, distinguimos entre las siguientes tipologías:
  • Poda de formación: es la que se realiza durante los primeros años de la vid. En este momento es cuando es conveniente adaptar la planta al método de cultivo que queramos.
  • Poda de mantenimiento: cuando ya han pasado los primeros años de adaptación, se realiza la poda de mantenimiento. Está destinada a mantener el equilibrio de la planta.
  • Poda de rejuvenecimiento: en este caso, el objetivo es eliminar las partes que hayan quedado más envejecidas para incrementar la vida de la planta y optimizar su desarrollo en la siguiente cosecha.
  • Poda de transformación: esta poda se realiza en los casos en los que la productividad de la cepa es muy baja, o cuando lo que se busca es modificar el sistema de conducción de la misma.
  1. Si atendemos al sistema de conducción; es decir, el método de cultivo que hemos elegido, distinguimos entre:
  • Sistema Guyot: hablamos de un método mixto en cabeza donde hay elementos cortos (pulgares) y largos (varas).
  • En vaso: si la planta está en la denominada formación en vaso, la podase realizará en pulgares o en horquilla.
  • En espaldera: se forma un cordón en el que puede haber uno o dos brazos, en cuyo caso se denominaría Royat. Este tipo de poda se suele realizar en pulgares, dejando unos 5 por cada brazo.
  1. En función del tipo de intervención que se realice, también discernimos entre tres tipologías de poda:
  • Manual: cabe tener en cuenta que, si la formación de la vid es en vaso, la poda siempre debe realizarse de forma manual, lo que supone que tarda más tiempo en completarse.
  • Mecánica: es posible cuando la planta está desarrollada en espaldera. La poda mecánica suele conllevar una producción más amplia, pero también requiere más agua y puede envejecer antes el viñedo, al no tratarse de un proceso natural.
  • Mixta: hay algunos viñedos que optan por realizar la poda de invierno de forma manual y la poda de primavera mecanizada, o al revés. En este caso, hablamos de poda mixta.

 

La poda de la vid es un proceso que requiere técnica, conocimiento del suelo y de la planta y constancia. Los buenos viticultores reúnen estas tres cualidades, lo que dará como resultado un saneamiento de la vid mucho más óptimo y, en consecuencia, una mejor cosecha. Incluso dentro de la misma zona geográfica o denominación de origen, no todos los viñedos tienen las mismas características para realizarla. La clave reside en conocer en profundidad cómo es tu viñedo, tener en cuenta las condiciones climatológicas, de humedad y del suelo, y tratar a la planta con delicadeza y sumo cuidado.

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