León celebra esta semana su festividad grande, San Froilán. Un día en el que las familias se reúnen para disfrutar de un desfile que, para muchos leoneses, es el momento más esperado del año. Hablamos, cómo no, del desfile de pendones y carros engalanados. Una exhibición de fuerza, arraigo familiar, tradición y costumbres autóctonas que nos recuerda qué significa ser leoneses.
En contra de lo que a priori puedas pensar, no se trata de un homenaje al patrón de la ciudad, pues ese no es San Froilán sino San Marcelo. Entonces, te preguntarás, ¿por qué cobra tanta relevancia la fiesta de San Froilán? El origen se remonta a una popularidad que se fue acrecentando hasta convertirse en historia y tradición.
León y San Froilán: una relación de más de diez siglos de antigüedad
Retrocedemos más de diez siglos y nos trasladamos a finales del siglo IX y principios del siglo X. El entonces monarca Alfonso III encomendó al joven Froilán una importante misión: extender la palabra de Dios y evangelizar toda la región meridional del reino astur-leonés. Con el paso de los años, la fama de Froilán fue creciendo al tiempo que lo hacía la población, hasta el punto de que el propio pueblo le propuso como nuevo Obispo de León. Así, en el año 900, los leoneses asistieron al nombramiento de Froilán como líder de la iglesia de León.
Cinco años después se produce el momento que nadie pensó que llegaría: la muerte de Froilán. No sería hasta el siglo XII cuando el Papa Urbano II decidiera canonizarle, dando así lugar al homenaje que todos los años rinde el pueblo de León a su querido San Froilán.
Los carros engalanados, el mejor homenaje al mundo rural leonés
La semana de San Froilán está repleta de actividades y eventos que se repiten año tras año con la misma ilusión. Uno de los más importantes es el desfile de carros engalanados, en el que los leoneses tiran la casa por la ventana y sacan a relucir sus mejores armas, normalmente con motivos agrícolas y ganaderos. ¿El motivo? Ganar el concurso que se celebra todos los años y coronarse como el mejor carro engalanado de la región.
Paisanos de distintas zonas de la provincia de León se dan cita en la capital, donde acuden con sus carros antiguos adornados con sus mejores galas. Los carros, a su vez, están tirados por parejas de burros, caballos, bueyes y vacas, de la misma forma en que se hacía antiguamente cuando el carro era el único medio de transporte disponible. El objetivo del desfile no es otro que homenajear el camino hacia el santuario de la Virgen del Camino en la tradicional romería.
Un orgullo que va más allá de San Froilán
Los carros engalanados son, sin duda alguna, uno de los mayores emblemas de la provincia de León. Un icono que, lejos de quedarse como una mera celebración, se ha convertido en un símbolo con identidad propia. Cabe recordar que la celebración de los carros engalanados coincide con la temporada de la vendimia. La viticultura es uno de los sectores con más peso económico en la región, y gracias a la calidad de los vinos de la D.O. León, se ha convertido también en un símbolo fuera de nuestras fronteras.
El sentimiento de orgullo que suscitan los carros engalanados se traslada al mundo del vino de la mano de Pardevalles. La bodega hace su propio homenaje a esta tradición a través de Carroleón, su vino más selecto.
Carroleón representa la esencia de la tradición de Valdevimbre, desde la vendimia de la uva autóctona Prieto Picudo en carro tirado por bueyes, hasta su envejecimiento en cuevas centenarias.
Esta es la leyenda que reza la nueva etiqueta que «engalana» la botella de Carroleón, uniendo así dos de los emblemas más característicos de nuestra provincia.
Carroleón: excelencia y potencia de la uva autóctona de León
En su versión tinta, Carroleón aguarda entre 20 y 24 meses en barricas de roble francés, lo que le confiere ese color cereza-granate con tonalidades púrpuras inconfundibles. Con un total de 92 puntos en la Guía Peñín y un sinfín de premios en su haber, de los que el más reciente ha sido el Oro en Vinduero, Carroleón Reserva es un claro ejemplo de cómo es posible exprimir al máximo las propiedades de una uva tan característica como la Prieto Picudo.
Además del tinto, Carroleón también cuenta con una versión en vino blanco. En este caso, a partir de la uva Albarín Blanco, 100% autóctona de esta región. La maceración del caldo se produce en barricas de roble francés y posterior crianza en barrica sobre sus propias lías durante cinco meses.
La apuesta de Pardevalles por extender la cultura leonesa fuera de nuestras fronteras es más firme que nunca, y así lo demuestra con Carroleón, el «vino engalanado» de todos los leoneses.